Fobia social en la adolescencia: la importancia de un diagnóstico precoz
La fobia social es un trastorno de ansiedad que frecuentemente tiene su inicio en la adolescencia. La adolescencia es un momento crítico en la formación de la identidad y por eso es importante estar alerta ante determinados síntomas que nos puedan indicar que el adolescente tiene o está desarrollando este trastorno.
¿En que consiste la fobia social?
La fobia social consiste en un temor desproporcionado ante determinadas situaciones sociales, en las que la persona se siente observada o juzgada, críticamente por los demás. La persona tiene temor a actuar de un modo humillante o embarazoso, o que los demás perciban su ansiedad.
La evitación de las situaciones sociales temidas, la ansiedad anticipatoria que se produce antes de enfrentarse a la situación, y el malestar, son característicos de este trastorno.
Señales que nos pueden alertar de que el adolescente tiene un trastorno de fobia social.Es muy importante que los padres no confundan fobia social con timidez. Un adolescente tímido puede sentir cierto malestar en determinadas situaciones sociales y sentirse incómodo, pero esto no tiene porqué interferir en su vida cotidiana, ni afectar a su calidad de vida. Por el contrario, un adolescente con fobia social puede sentirse muy incapacitado a la hora de llevar una vida normal. A modo de ejemplo, una persona tímida que tenga que exponer un trabajo en clase, lo podrá pasar muy mal pero lo hará. El fóbico social, intentará por todos los medios evitar esa situación y si se viese obligado a hacerlo, estaría más preocupado por intentar controlar sus síntomas de ansiedad, que por el trabajo en sí.
Determinados signos en el adolescente nos pueden alertar de que nos encontramos ante un trastorno de este tipo:
– el rechazo a interactuar con sus iguales
– síntomas físicos de ansiedad como palpitaciones, enrojecimiento, sudoración, temblor, al tener que exponerse a una situación social.
– Que busque excusas para evitar ir a clase.
– Que evite ir a reuniones, fiestas, cumpleaños y que prefiera quedarse en casa.
– Que prefiera las actividades solitarias como la lectura, utilización del ordenador, televisión etc. antes que estar con amigos.
– Conductas de evitación como: intentar no contestar al teléfono cuando está en casa, evitar hacer gestiones o preguntar dudas en un comercio etc.
– Miedo a hablar con figuras de autoridad, como puede ser un profesor.
– Rehusar participar en juegos de equipo o intentar estar siempre en un segundo plano.
También es muy frecuente que verbalicen pensamientos auto-críticos del tipo: “voy a hacer el ridículo”, “van a pensar que soy tonto o raro”, “me voy a quedar en blanco y no voy a saber que decir”, “todos se van a dar cuenta de que estoy nervioso” etc.
Consecuencias del la fobia social en el adolescente.
La calidad de vida del adolescente se puede ver muy afectada por este trastorno. Nos encontramos ante una edad muy vulnerable y las consecuencias en su proceso de adaptación pueden ser muy graves.
Entre las consecuencias más habituales, nos podemos encontrar con:
– Fracaso o abandono escolar. El miedo constante a ser evaluado, a “hacer el ridículo” cuando le preguntan en clase, a las interacciones con sus compañeros o profesores… influye negativamente en la actividad académica del adolescente; esto le puede llevar a no verse capaz de enfrentarse al ámbito escolar e incluso a abandonar sus estudios.
– Los trastornos del estado de ánimo también son habituales, a consecuencia de la fobia social. En el adolescente se suele manifestar con síntomas de irritabilidad, estado de ánimo deprimido la mayor parte del día, insomnio o hipersomnia y problemas de concentración.
– Uso o abuso de alcohol u otras drogas, como un intento de paliar las dificultades o como un método para “ayudarle” a desinhibirse ante determinadas situaciones.
En los casos más severos, este trastorno puede llevar a un aislamiento social total.
En definitiva, nos encontramos ante un problema que puede tener consecuencias muy negativas en la evolución y desarrollo del adolescente. Es conveniente hacer un diagnóstico precoz del trastorno ya que, tratándolo a tiempo, se podrán evitar todos los efectos negativos que conlleva y su generalización a distintos ámbitos de la vida de la persona.
Tratamiento de la fobia social
La terapia que ha demostrado mayor eficacia para el tratamiento de este trastorno, es la cognitivo-conductual. La parte cognitiva, consiste en enseñar al paciente a detectar los pensamientos irracionales o negativos (Ej. “todos se van a dar cuenta de mi nerviosismo y se van a reír de mi”) y a confrontarlos con la realidad. De esta forma, se le irán enseñando técnicas de “reestructuración cognitiva”, para modificar valores y creencias, que están entorpeciendo la calidad de vida del adolescente.
En cuanto a la parte conductual, es muy importante el entrenamiento en habilidades sociales, para ir ampliando el desarrollo de nuevas conductas adaptativas. Ejemplos de estas habilidades pueden ser: iniciar y mantener conversaciones, defender sus propios derechos, pedir favores, hacer o admitir cumplidos etc. También son indispensables en el tratamiento de la fobia social, las técnicas de exposición, donde se irán abordando de manera gradual y progresiva las situaciones que producen miedo y ansiedad.
Es fundamental que el tratamiento lo realice un psicólogo especialista en psicología clínica, que esté altamente entrenado en el manejo de estas técnicas
Afortunadamente, con las técnicas y la terapia psicológica adecuada, el pronóstico de la fobia social es bueno y se puede observar una mejoría a las pocas semanas de haber iniciado dicho tratamiento.
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