El trastorno dismórfico corporal suele iniciarse en la adolescencia y al ser tan incapacitante y, sobre todo, al tener la persona tan poca conciencia de su enfermedad, los pacientes suelen recurrir a la ayuda psicológica cuando el deterioro ya es evidente.
La terapia más efectiva para tratar este trastorno es la cognitivo conductual, en la cual se enseñará al paciente a tener un estilo cognitivo más adaptativo y a exponerse paulatinamente a situaciones generadoras de ansiedad. En muchas ocasiones habrá que combinar la terapia psicológica con tratamiento farmacológico y la medicación recomendada en este caso estará integrada por inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS).
Será necesario estar especialmente atento con las complicaciones que suelen ir asociadas, como el aislamiento social, la depresión, la ansiedad, la baja autoestima, el abuso de alcohol y otras sustancias y la dificultad para ir a clase o al trabajo.
Es realmente importante que el paciente acuda a un psicólogo clínico especialista en el tratamiento de este tipo de trastorno, pues cuanto más precoz sea el diagnóstico y antes se trate, mejor será la evolución y el pronóstico del mismo.
Es preciso tener en cuenta en este tratamiento que, aunque se pueda apreciar una mejoría de los síntomas, puede ser largo en número de sesiones debido a la resistencia que muestra el paciente en admitir que el problema es psicológico y no físico. En cualquier caso, el tratamiento quirúrgico está contraindicado ya que no les librará de su obsesión y enseguida aparecerá un nuevo foco de angustia y ansiedad.