El tratamiento que ha demostrado mayor efectividad para erradicar o minimizar la fobia social es el cognitivo conductual.
Las técnicas que se utilizan, ya que han demostrado dar buen resultado en la evolución del paciente son:
El entrenamiento en diferentes habilidades sociales (observación, escucha, expresión de sentimientos…).
La combinación de exposición a los estímulos temidos con una reestructuración cognitiva en la cual se enseñe al paciente a modificar el contenido y el proceso de los pensamientos no adaptativos.
Las técnicas de relajación.
Asimismo será necesario prestar especial atención a adaptar el tratamiento a otros trastornos que suelen acompañar a la fobia social, como pueden ser el abuso de alcohol, las crisis de ansiedad o la depresión.
Es fundamental la detección temprana, sobre todo en la etapa de la adolescencia, ya que, detectada a tiempo, podrán prevenirse complicaciones psicopatológicas en el futuro.
En este tratamiento también habrá que hacer especial hincapié en mejorar la autoestima del paciente, que suele estar muy mermada por las limitaciones asociadas a este trastorno.
En ciertas ocasiones es recomendable organizar sesiones en grupos reducidos de cara a reforzar el tratamiento. Al compartir esta experiencia con personas que están pasando por la misma situación se facilitará un clima de confianza que propiciará la mejora de las habilidades de comunicación y el aumento de la empatía con los otros miembros del grupo.