Descripción del caso.
Me presento, mi nombre es Luis. Y tengo 40 años.
Mi matrimonio, con tres hijos de diez, ocho y cinco años está atravesando por una crisis que nos ha llevado a los dos, por mutuo acuerdo, a pedir una ayuda externa, y, nos hemos puesto en manos de un experto en psicología Clínica para ver si nos puede aportar unas pautas de conducta que arregle esta situación que cada vez se hace más insufrible.
Todo comenzó con el reparto de tareas domesticas. Mi mujer me reprochaba que no hago en casa lo suficiente. Lo suficiente según ella, porque según yo hago incluso más de lo que debería hacer. Yo le reprocho a mi mujer que ella quiere que se hagan las cosas “ya” cuando ella lo piensa.
Mi mujer me dice que demoro el volver a casa, tomándome unas cañas con mis compañeros de trabajo y que a veces me “paso” con el nº de cañas. Yo no lo veo así. De vez en cuando, es verdad me tomo unos vinos al salir de la oficina, pero no lo hago todos los días, ni me tomo unas más de la cuenta. También me acusa de no querer salir de casa a pasear con ella y con los niños. Yo si quiero salir de casa con ellos, lo que no quiero es salir precisamente cuando están televisando un partido de fútbol, que parece ser que es cuando ella quiere…
Me dice que no tengo ningún detalle con ella, que no soy detallista. Para ella ser detallista es saber la marca del perfume que utiliza y regalárselo con frecuencia, saber cual es la frecuencia que ella desea y el momento o instante oportuno en que debo dárselo.
De mi mujer me fastidia que sea tan agobiante con los niños, conmigo, con mis padres, con todos en general, me molesta lo pesada que es, repitiéndome las cosas cuarenta millones de veces. Me molesta que la moleste que cuando televisan un partido de fútbol quiera verlo y lo vea. Me dice que todos los días hay fútbol y la contesto diciendo que yo no programo la televisión.
Ella me levanta la voz y yo la levanto más. De todo, lo peor es que los niños presencian nuestras discusiones y nuestras voces.
Tenemos que poner remedio a esta situación y en eso estamos porque lo importante y considero que es lo fundamental, es que nos queremos. Yo quiero muchísimo a mi mujer y me consta que ella a mí también, pero se conoce que solos no sabemos, no podemos, no queremos hacerlo… Por nosotros dos y por nuestros hijos hemos de solucionarlo y creo que lo vamos a conseguir.