Hola mi nombre es irrelevante para lo que quiero contar ya que, la idea es que quien se reconozca en este problema lo solucione cuanto antes porque merece la pena.
Bueno, yo fui siempre un chico muy aplicado y simpático, es decir, un buen estudiante y con buenas relaciones sociales. Desde pequeño pensaba mucho en las cosas, les daba muchas vueltas, pero es que “era muy responsable”. Sin embargo poco a poco cualquier cosa empezaba a ser un mundo. Incluso ahora recuerdo que también repetía ciertos comportamientos como solución a ciertos pensamientos, esto es, compulsiones. Con el tiempo estas compulsiones sólo fueron de pensamiento. De momento sólo se trataba de que no me encontraba bien, algo pasaba que no me dejaba vivir normalmente.
Seguí estudiando y fue en la universidad donde empecé a notar que ese pensamiento obsesivo por las cosas me empezaba a influir también en el resultado del trabajo. Lógicamente me pasaba más tiempo pensando, que haciendo y eso se empezaba a notar en el rendimiento, además de mi malestar continuo. Sin embargo todavía me valía ampliando el tiempo que dedicaba a las cosas. Normalmente un pensamiento me venía a la cabeza y se convertía en un mundo. No había otra cosa y nada era tan importante. Los pensamientos eran muy variados, cambiaban. Las decisiones también me costaban mucho: todo tenía pros y contras… Las relaciones sociales también se vieron muy mermadas. Cada vez me relacionaba peor con las personas y me costaba mucho. Analizaba todo lo que decía y lo que podrían pensar los demás. Tenía cada vez la autoestima más baja. Bueno, se trata de, para mi, síntomas de lo mismo y cada vez los síntomas más profundos.
No se cómo pero me casé, creo que en ese momento la obsesión no se cegó en ese tema. Pero la convivencia con un obsesivo cada vez es más dura. Yo hablé a mi mujer de Miguel García al que había escuchado cuando me quedaba a estudiar los sábados por la noche, a las tres de la madrugada. Un día mi mujer (yo no podría haberlo decidido) llamó y concertó una cita con Miguel. Me dijo que yo tenía (TOC) pero me dijo algo más que no sabía: eso tiene solución. Yo entonces no creía en médicos (seguro que se confunden…), abogados (habrá que comprobar lo que me dicen…) bueno, en nadie, ni siquiera en mi, ¡aunque debía comprobar todo!. Yo “era así”, no tenía solución, eso es lo que pensaba.
Me di una oportunidad. La verdad es que empecé un tratamiento y, lógicamente al principio me lo cuestionaba todo pero, eso sí, hacía exactamente lo que me mandaban, aunque costara mucho… que costaba. Poco a poco fui haciendo por primera vez en mi vida lo que ni me imaginaba: empezaba a no analizar tanto las cosas, por lo menos, no analizaba lo que me producía esa ansiedad tan rara. ¡El mundo seguía girando sin necesidad de analizar todo!. Poco a poco y con mucho esfuerzo lo fui consiguiendo y cuando Miguel me dio el alta seguí practicando continuamente. Cada día era un día nuevo para vivirlo, para improvisar (el que lo ha tenido o lo tiene sabe lo que significa esta frase). Empezaba a dejar de analizar todo: lo que voy a hacer, lo que ya he hecho, lo que no existe…. Al principio controlaba bien las cosas más sencillas pero luego ya casi todo era sencillo de controlar. Incluso se me olvidaron algunas cosas, después de tantos años. Evidentemente no analizando tanto las cosas todas las “manifestaciones” desaparecieron. Solucioné el problema de raíz.
Pues bien, con el tiempo sigo “viviendo” (ya saben a lo que me refiero) y divirtiéndome. Lógicamente me ocupo de todas las cosas pero no dejo que nada se convierta en el centro de todo. Ciertos pensamientos me siguen viniendo, pero ahora no los analizo y sobre todo, lo que me provoca “ansiedad” lo descarto automáticamente, como sea. Nada es más importante que yo mismo. Ahora estoy seguro de que no sólo he salido del problema sino que creo que me encuentro mejor que cualquiera que no lo haya pasado. Es como un ciego de nacimiento que de repente ve, seguro que valora todo lo que ve más que otro que siempre haya visto. Cualquier cosa la “vivo”, me divierto con todo en la vida. Pasan muchas cosas duras pero hay que actuar, no analizar tanto… no volver y volver a pensar. Bueno, en definitiva quería decir que tanto si reconocéis estos síntomas u otros similares (los pensamientos obsesivos pueden ser muy variados, pero el fondo es el mismo) os pongáis manos a la obra para solucionarlo, porque si algo no os deja vivir sencillamente hay que solucionarlo y cuanto antes. Este tipo de tratamientos sé que cuesta trabajo, pero ningún otro esfuerzo os reportará más.
Un saludo a todos,
Jose Luis