El Trastorno dismórfico corporal, anteriormente conocido como Dismorfofobia, es una creencia obsesiva o una preocupación exagerada por poseer un defecto en el aspecto físico que es prácticamente indetectable para otra gente.
Las personas que padecen este tipo de trastorno temen que otros hagan comentarios negativos sobre su apariencia (a veces también sobre su olor). La imagen corporal está distorsionada y las personas que padecen este trastorno pueden llegar a describirse a sí mismas como “deformes” y “monstruosas” , cuando en realidad su aspecto es normal. Así, una persona puede estar continuamente sufriendo, y llegar a no salir de casa, porque considera que tiene la nariz torcida y que los demás se van a burlar de él, mientras que para el resto de las personas este supuesto defecto físico no sea perceptible.
Las zonas en las que más se suelen centrar estas obsesiones injustificadas son: piel, nariz, ojos, boca, orejas, pelo, pecho, etc. aunque puede referirse a cualquier parte del cuerpo.
Estas personas suelen ser muy perfeccionistas, muy sensibles al rechazo y con una autoestima muy baja.
Es un trastorno que causa muchísimo sufrimiento a la persona que lo padece y un gran aislamiento social.